jueves, 2 de diciembre de 2010

¡dicen que es mi culpa! (parte I)

Era una mañana bastante perezosa, la lluvia congelaba el aire y la hacia mas densa para enfriar el ambiente con cada trayectoria que recorría, chocaba con cada muro que a su paso se interponían, refrescando el cuarto de quien adentro de esas cuatros paredes dormía, Alexandra, una muchacha joven de estatura baja dormía acurrucada entre sus calientes sabanas, en su rostro se vislumbraba el placer que produjo haber dormido sin tanta calor esa mañana.
Se despertó de golpes y se levantó en grandes zancadas hacia su baño, enjuagó su cepillo de dientes y empezó a cepillarse, mientras buscaba su celular para ver la hora, maldecía en su fuero interno al televisor, por no haberse prendido esa mañana, al encender la luz de la gran pantalla de su teléfono inteligente, vió que eran apenas 10 minutos después que el tv se encendiera, por tal razón no siguió descargando su ira al pobre aparato electrónico, al terminar de cepillarse abrió su armario y sin tanto que escoger agarró sus prendas de vestir y sus zapatos, salió en ayunas de su casa hacia la parada, le urgía llegar temprano a la parada de la ruta de su universidad, que saldría en un cuarto de hora, aunque desde su casa al punto de llegada no eran tan largo.

"Bendición madre, ya me voy a la universidad", fue lo único que dijo Gabriel antes de salir de su pequeña casa; a grandes zancadas aquel joven de cabello oscuro se acercaba a la esquina de su cuadra, en donde pasan unos taxis que lo trasladaría a la parada de la ruta de la universidad, estaba en muy buen tiempo para llegar de sobra a su destino, pero por obra "según" de mí, un pequeño accidente generó una cola que lo retrasaría, al llegar no había nadie sentado en las aceras esperando el transporte, solo una chica que estaba muy agitada y que venía caminando a pasos lentos hacia el, "¿se fue la ruta verdad?", "si, llegué y había arrancado, corrí, grite, pero nada, siguió de largo", respondió entrecortado, para poder brindarle a sus pulmones aire, que se lo pedían como animales hambrientos, "bueno esta bien, gracias, ¿te vas por los carro?"-hablaba de unos que llevan a personas a los alrededores de la universidad-, "si, ni modo, me tocará irme"- se encogió de hombros al aceptar.
Caminaron juntos durante 3 cuadras, los temas que mas sobresalían entre ellos en aquel ambiente tan frió que gobernaba la ciudad eran ¿que te gusta a ti?, ¿adonde vives?, ¿que signo eres?, cosas personales, cosas que solo dos futuras parejas se preguntaría, -"sabes, hemos preguntado casi de todos, pero ni nos hemos presentado, mi nombre es Gabriel" dijo mientras trancaba con un portazo la vieja puerta de aquel carro. La joven pensó un momento si lo que decía su acompañante era cierto "si, es cierto, que raro- rió- me llamo Alexandra, mucho gusto". durante todo el trayecto hablaron de lo que estudian cada uno, se sorprendieron al saber que estudiaban lo mismo, pero él un semestre mas adelantado que ella y así, poco a poco se fueron conociendo hasta formar algo, preciso y conciso...
Esto sucedió hace exactamente dos años,  en este aniversario Gabriel le compró un pequeño arreglo floral a Ale y en una nota escribió: "Creo que estoy locamente enamorado de ti, hasta me podría llamar un vicioso de tu cuerpo, sé que el vicio en exceso es mal, como las drogas, hasta podrían llevarme preso, pero no soy el culpable, soy inocente del acto del destino que me colocó a una bella princesas embarcada por un bus en mi camino..."
¿culpable yo?, en realidad no fue mi culpa que halla habido un accidente en su camino, en realidad, pensaba para el una mujer que tienen muchas cosas en común, como Clara, una mujer que ha estado buscándolo durante muchas vidas, pero él decidió que no, no tengo poder de decisión en mis protagonistas, escribo sus rutas, pero ellos eligen cual de tantos quiere andar, entre montañas, senderos y mares, Gabriel escogió un sendero lleno de oportunidades, me alegro por el, pero ¿culpable yo? yo no fui que desprogramó el televisor de Alexandra para que perdiera la ruta, solo se fue el suministro eléctrico, para ella tenia dos opciones de hombres, uno era Gabriel, y el otro era Ricardo, aunque con Gabriel ella es muy feliz, hubiese aprendido mas por el error cometido con Ricardo, bueno, como ya dije, solo escribo rutas, para las decisiones, un socio mio les da libre albedrío, para que escojan su camino, todo cambia, con cada pensamiento, cada acción, cada decisión que haces logras que yo reescriba tus rutas, nunca descanso y siempre... ¡dicen que es mi culpa!.

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